Barrera/droga/puente
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[...]
Y, sin embargo, la visión de los libros de casa de Ludmilla te resulta tranquilizadora. La lectura es soledad. Ludmilla se te aparece protegida por las valvas del libro abierto corno una ostra en su concha. La sombra de otro hombre, probable, incluso segura, queda, si no borrada, relegada al margen. Se lee solo también cuando se es pareja. Pero entonces ¿qué estás buscando, aquí? ¿Quisieras penetrar en su concha insinuándote en las páginas de los libros que está leyendo? ¿O bien la relación entre Lector y Lectora sigue siendo la de dos conchas separadas, que se pueden comunicar sólo a través de parciales cotejos de dos experiencias exclusivas?
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